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Las Remasterizaciones de Virgin en HDCD, por Tubak

El 29 de mayo de 2000 (fecha de la que ya casi van a hacer 12 años) nos las prometíamos muy felices los seguidores de Oldfield con el “nuevo” y más que esperado lanzamiento de Virgin, la discografía de Mike Oldfield remasterizada. Era algo que la gran mayoría de los seguidores esperábamos con cierta ansiedad, ya que las ediciones de Virgin en CD hasta ese momento, salvo honrosas excepciones, tenían (además de una pésima presentación) un mal sonido. En tres tandas (29 de Mayo, 3 de Julio y 31 de Julio) Virgin iba a publicar todos los discos de estudio y un directo de Oldfield en una nueva edición, que según Virgin, contaría con nuevos libretos, nuevo diseño, textos adicionales y con una remasterización realizada por el mismísimo Simon Heyworth (uno de los productores de “Tubular Bells”) y que años antes (en 1998) había realizado brillantemente y con gran esmero la primera remasterización de Mike Oldfield para el 25 aniversario de “Tubular Bells”. La cosa pintaba bien…

 

Por desgracia Virgin volvió a darnos gato por liebre y lo publicado se distanciaba bastante de lo inicialmente prometido. Ya que a los fallos e inexactitudes en los pírricos textos, se sumaban los más que vergonzantes gazapos en los créditos de los discos o los errores en los diseños de las portadas.

 

 

Por no hablar del sonido “remasterizado” que para nada era lo esperado, de hecho, algunos discos suenan incluso peor que los anteriormente editados. La distribución de dichas “remasterizaciones” tampoco estuvo exenta de ciertas complicaciones, ya que para encontrar algunos de los discos había que “indagar” más de lo deseado. Por lo que las ventas no fueron todo lo espectacular que Virgin esperaba. Virgin quería volver a cubrirse de gloria en este año 2000 en el que pensaban que iban a beneficiarse de nuevo de la repentina vuelta de Oldfield al candelero tras haber publicado 3 discos (uno de ellos un nuevo “Tubular Bells”), hacer una gira europea bastante exitosa y un concierto multitudinario en apenas año y medio, al igual que pasó en 1993, año en el que Virgin, tras la estela del éxito de “Tubular Bells II”, publicó no sin cierto acierto el recopilatorio “Elements”, del que la fama del nuevo “Tubular” hizo que vendiese más copias de las que se presupondría que podría haber vendido un par de años antes, pero esta vez Virgin no obtuvo el mismo resultado. Quizás la pobre y cutre dedicación de la que fueron objeto estas “remasterizaciones” influyó junto con el boca a boca, a que muchos de los seguidores de Oldfield obviasen estas nuevas reediciones a la espera de algo mejor (que llegaría posteriormente, pero de la mano de Universal), ya que ésta nueva reedición del catálogo no aportaba nada nuevo.

 

A lo largo de los próximos meses se irán publicando en este blog los “sesudos” textos que escribió Dave Laing para dichas “remasterizaciones” (es un decir eso de que escribió, ya que muchos de ellos son extractos de los textos que escribió en 1993 para el recopilatorio “Elements”). Junto a estos textos, intentaremos explicar o comentar los fallos, defectos y virtudes de cada texto y del disco en general. Nos vemos, dentro de muy poco con el primer artículo, del primer texto, del primer disco… “Tubular Bells”.

Lo primero que choca en esta serie de “remasterizaciones” es que Simon Heyworth tardase tan poco tiempo en “remasterizar” 16 discos, ya que según los créditos de estas ediciones la “remasterización” tuvo lugar entre Marzo y Abril del año 2000 es decir, apenas 2 meses para, repito, 16 discos. Más chocante es aún ahora, que nos hemos enterado (gracias a las remasterizaciones de Universal) que de algunos de los discos no se conservan las cintas maestras (o “masters” en inglés) por lo que me asalta la duda de qué narices “remasterizó” el bueno de Simon Heyworth en el año 2000. Pero esto es algo que iremos viendo en próximos artículos. Ahora toca “Tubular Bells”.

 

“Tubular Bells” es, dentro de estas “remasterizaciones”, el disco que mejor suena y no era difícil de preveer sabiendo que Heyworth estuvo bastante tiempo, posiblemente más de 2 meses, limpiando yremasterizando las cintas originales de “Tubular Bells” para la edición de su 25 aniversario en 1998. Como él mismo dice en el prólogo de esa preciosa edición“tras 25 años en sus cajas, el pegamento con el que se juntaban ciertas partes de las cintas se estaba separando. Además había bastantes “clicks” eléctricos especialmente en la sección anterior al ‘Sailor’s Hornpipe’. Con la tecnología digital actual es posible borrar dichos ruidos”. Más adelante decía “Y ahora con gran excitación 25 años después, se podrán escuchar (por primera vez en CD) las cintas maestras originales…”. Curioso. Cuando Virgin publicó en 1993 el cuádruple recopilatorio “Elements” anunciaba que los temas de dicho recopilatorio habían sido remasterizados en los famosos y míticos estudios Abbey Road de Londres. Dentro de esas “remasterizaciones” se incluía una del “Tubular Bells” completo, lógicamente Virgin mintió al menos en lo que a “Tubular Bells” se refiere, ya que en esa época los masters de “Tubular Bells” estaban aún perdidos (y no fueron encontrados hasta 1996 que se recuperaron para hacer una edición especial del disco en vinilo de 180 gramos), de hecho como Heyworth deja entrever en los textos de la edición de 1998, las cintas se perdieron y todas las ediciones publicadas en CD desde 1983 se hicieron a partir de una copia del master, y no de la copia maestra (un par de años después de su primera edición en CD se volvieron a encontrar las cintas maestras y se realizaron varias copias, pero se siguió usando la versión de 1983 para las ediciones en CD).

 

Lo de los master de “Tubular Bells” es una historia cuanto menos curiosa ya que aparecían y desaparecían con relativa facilidad. La primera vez que se “perdieron” fue durante una fiesta en The Manor allá por 1974 y no se encontraron hasta unos años después (debajo de una cama) para hacer la remezcla del “Boxed”, posteriormente volvieron a “extraviarse”, hasta 1985 fecha en la que se hicieron copias por si se volvían a “perder”, cosa que incomprensiblemente volvió a suceder, por este motivo no se pudieron usar para la “remasterización” del “Elements” y hasta 1996 no volvieron a aparecer.

 

El caso es que lo único que tenía que hacer Heyworth con este disco era pasarlo a formato HDCD ya que la calidad sonora que logró en la remasterización de 1998 era más que buena. Personalmente creo que el único disco de esta serie de re-ediciones que realmente podría llevar la etiqueta de “remasterizado” es este “Tubular Bells”, pero no por una nueva “remasterización” hecha en el 2000, sino por la que se hizo un par de años antes. “Remasterizar” significa volver a “masterizar” un master, o copia maestra, es decir, lo que hizo Simon Heyworth en 1998, coger el master original, en donde hay varias pistas de sonido individuales, y limpiarlas para obtener un mejor sonido, o un sonido más limpio. Cuando lo que se “remasteriza” es una copia del “master” (que no posee esa separación de pistas, ya que se trata de una única pista de sonido), a eso no se le puede llamar remasterización en ningún caso, porque la mejora en el sonido es ínfima (por no decir casi nula) ya que realmente no se depuran todas las pistas de la copia al no tenerlas. Del resto de “remasterizaciones” ya hablaremos más adelante. Dicho esto, pasemos a la cuestión visual…

 

La portada para esta edición fue ligeramente recortada con respecto a la edición original en CD y el título del disco fue agrandado sensiblemente, además se le dio un poco más de definición a las letras, pero a grandes rasgos el lavado de cara de esta portada no es muy bueno (como en toda la serie), ya que si nos fijamos bien, el fondo de la foto pierde cierto contraste con respecto al original y en su conjunto se ve borroso.

 

En la contraportada nos encontramos con el primer fallo tipográfico (imperdonable, por otro lado) de estas “remasterizaciones” ya que al borrar las listas de instrumentos para volver a insertarlas con la tipografía propia de la edición, cometen el fallo de nombrar las “Tubular Bells” como “Turbular Bells”, algo que para darle un mayor énfasis (supongo) recalcan poniendo dicho instrumento en cursiva. Mención a parte la intención de borrar la famosa frase de “This stereo recording cannot be played….” a lo cutre (digo intención porque se nota que la frase está ahí emborronada), cosa que a tenor de la contraportada de la edición de Universal o sin irnos más lejos de la de los Mini LP’s Japoneses, no era tan difícil de hacer. Si ya de buenas y sin abrir el CD vemos que la portada está borrosa, que en vez de “Tubular” han puesto “Turbular”, y que no han quitado una frase que aparecía, si no que han emborronado esa parte de la foto, lo que nos depara el interior no puede ser demasiado bueno.

Para empezar “las nuevas” fotografías que nos prometía Virgin se reducen a una foto con la campana recortada sobre un fondo azul y otra foto de la época de “Sallyangie” (esto de usar fotos que no se corresponden con la época del disco va a ser una constante en estas ediciones). Eso sí, el inserto con todos los discos de la “colección” ocupa las dos hojas centrales. Pero vayamos al texto, esto es lo que decía Dave Laing en el booklet de “Tubular Bells”…

Mike Oldfield tenía tan sólo 19 años cuando se propuso la idea de producir una pieza de pop contemporáneo que tuviese la duración y complejidad de una sinfonía. Por aquel entonces ya era un profesional y experimentado guitarrista de Folk y Rock.

 

En 1972 Mike se encontró a sí mismo en The Manor, un nuevo estudio magnetofónico en el campo de Oxfordshire propiedad de Richard Branson.“Era un lugar maravilloso” recalcó en una entrevista posterior. “Era una gran casa de piedra vieja con un gran y encantador hogar y la atmósfera por completo era muy excitante. Era como si mi sueño se hubiera hecho realidad, tener un estudio entero para tocar y todos los instrumentos que quisiera”.

 

La primera parte de “Tubular Bells” se grabó en una semana con los productores residentes Tom Newman y Simon Heyworth. Y ya que el estudio estaba usándose como base comercial por varios grupos, la segunda parte tuvo que ser grabada esporádicamente durante un periodo de varios meses. Newman explicó el método de trabajo de la segunda parte: “Normalmente después de la cena íbamos a The Jolly Boatmen, la taberna local que estaba en el canal que recorría las tierras por debajo. Nos emborrachábamos y volvíamos al cerrar el pub, entrábamos directamente al estudio y a veces trabajábamos durante toda la noche”.

 

Una vez completado “Tubular Bells” se le dio a Richard Branson y a Simon Draper que estaban planeando crear su propia compañía y decidieron que debía ser el primer álbum de la Virgin Records. Se publicó con el número de catálogo V2001 en Mayo de 1973 y casi inmediatamente se convirtió en superventas. Las ventas mundiales alcanzadas en 1981 fueron de 10 millones de copias, el álbum fue publicado en CD en 1983 y de nuevo en 1998 en la versión remasterizada de su 25 aniversario.

Este es el extenso texto que incluye esta “remasterización”. Como podemos apreciar la labor periodística de Laing es excepcional y nos brinda una gran cantidad de datos “completamente inéditos”… Algunos de ellos equivocados (como por ejemplo que Mike tenía 19 años cuando compuso “Tubular Bells”, cosa errónea, ya que las maquetas originales del disco datan de 1971, y por tanto cuando Oldfield “gestó” el disco tenía 17 años, no 19). Sinceramente, que le pagasen por escribir algo así es de traca. Aunque al menos para “Tubular Bells” escribe algo (poco, pero algo a fin de cuentas), porque para otros discos y con toda la cara del mundo directamente copia y pega del libro del “Elements”.

 

Lo único que realmente queda bien en esta primera “remasterización” (y en el resto) es el diseño del CD, muy bonito, simple, pero elegante. Otra curiosidad en este disco “remasterizado” es el lomo del CD, en él se puede intuir unas formas que son familiares… pero hasta en eso se equivocaron, más adelante veremos porqué. Nos vemos dentro de poco con “Hergest Ridge”…

 

tubak

Dice el refrán que segundas partes nunca fueron buenas, “Hergest Ridge” es una gran excepción a esa regla, si bien no es una segunda parte de “Tubular Bells”, sí es cierto que fue la vuelta más que esperada de este músico que puso patas arriba la industria musical un año antes. “Hergest Ridge” es un álbum mucho más simple que su predecesor, pero eso no significa que sea peor, ni mucho menos, todo lo contrario, dentro de su aparente y más que evidente simpleza (apenas si suenan 6 melodías diferentes en todo el disco) se esconde una de las grandes obras de Oldfield. Pero por desgracia si un disco no consigue el mismo impacto que otro queda relegado a un segundo plano (pese a que “Hergest Ridge” fue número uno antes que “Tubular Bells” en las listas británicas). Este disco fue sistemáticamente “maltratado” por Virgin, y parte de esa culpa la tuvo el propio Oldfield.

 

La mezcla original de “Hergest Ridge” de 1974 no había sido publicada nunca en CD, es más, tan sólo se pudo escuchar en las primeras ediciones en vinilo (vinilos que, todo sea dicho, no tenían una excesiva calidad debido a la crisis del petróleo de aquellos años). Tras 1976, la remezcla de “Boxed” fue la que sonó en absolutamente todas las ediciones (LP, Cassette y posteriormente CD) con una calidad sonora también más que dudosa, al menos en la versión en CD. Por tanto muchos de los seguidores de Oldfield que sabían esto, esperaban o tenían la esperanza, de poder escuchar la mezcla original en esta edición, o en su defecto la versión remezclada con una calidad sonora más correcta. Por desgracia, Virgin no se molestó siquiera en buscar la mezcla original por lo que una gran mayoría de seguidores nos quedamos si poder escuchar “Hergest Ridge” tal y como originalmente se planeó. Por suerte unos años más tarde (10) Universal publicó una versión remasterizada que incluía la versión original del disco con una calidad sonora bastante buena. El sonido de esta “remasterización” no difiere mucho con respecto al sonido del CD original, por lo que no se qué tipo de mejora sonora hay en él. Personalmente no encuentro ninguna diferencia con la edición publicada originalmente en 1984.

 

El diseño de edición original en CD de “Hergest Ridge” era, porqué no decirlo, horrendo (al igual que las primeras ediciones en CD de los primeros álbumes de Oldfield) en comparación con el precioso diseño original del vinilo. La portada original había sido recortada en exceso y las letras con el título habían sido agrandadas de manera exagerada con una tipografía distinta a la original (y bastante fea, esta tipografía se repetiría en algunos de los siguientes discos). La contraportada era de un verde que rondaba lo fosforito por muy poco y con nula información. Tan sólo en el interior sobre un fondo negro se podía leer quiénes eran los músicos participantes y poco más, ni una triste foto. Por desgracia ni siquiera usaron la contraportada del vinilo en la que se podía ver en un primer plano a “bootleg” el perro de The Manor mirando al frente en una imagen bastante más agradecida que el cutre fondo verdoso que se usó finalmente. Era de esperar que con poco, esta nueva edición fuese algo mejor al menos en el plano visual. Pordesgracia esto no fue así.

La portada en la edición del año 2000 vuelve a estar recortada con respecto al CD original, se le ha eliminado cierto brillo y si en “Tubular Bells” el título había sido agrandado, con “Hergest Ridge” ocurre lo contrario y es ligeramente más pequeño que en el CD original. La contraportada en vez de ser una foto vuelve a ser el horrendo fondo verde pero esta vez con la tipografía de las nuevas reediciones. Al igual que pasaba con la portada de “Tubular Bells”, en esta también se puede apreciar cierta falta de nitidez, algo que por desgracia ya va a ser una constante en toda la serie de “remasterizaciones”.

 

Respecto al texto incluido, esto es lo que escribió Dave Laing…

 

Tras el fenomenal éxito de su primer álbum, “Tubular Bells”, Mike Oldfield compró una casa rural, The Beacon, en una ladera de Herefordshire al oeste de Inglaterra. Aquí construyó un estudio de 24 pistas en la planta baja y encontró la inspiración para su siguiente composición a gran escala. Descrito por un crítico como “un relato pastoral somnoliento”. “Hergest Ridge” tomó el nombre de un cerro cercano en donde Mike hacía volar sus maquetas radiocontroladas.

 

En una entrevista para el Melody Maker, Mike le dio énfasis a los contrastes entre éste álbum y su predecesor, describe “Hergest Ridge” como “suave, ningún metro, muy pocos portazos de coches, mucho campo abierto, suaves colinas, una percepción general de suavidad y bienestar y no de histerismo, sólo un ambiente mejor. No es básicamente más que seis melodías diferentes y las melodías están relacionadas... Si quieres sacar algo de él, tienes que escucharlo realmente”. Cuando el entrevistador remarcó que “Hergest Ridge” se había criticado por el romanticismo de sus melodías, Mike contestó que “el problema del mundo de hoy es ese, que no hay bastante romanticismo”.

 

Hergest Ridge” se grabó en la primavera y el verano de 1974 y se publicó en Septiembre de ese año. Mike tocó la mayoría de los instrumentos, agregó instrumentos de viento-madera tocados por su hermano Terry, el oboe por Lindsay Cooper y las voces de Sally Oldfield y Clodagh Simmonds. Virgin Records anunció el álbum en televisión, aunque la redacción del anuncio que decía “disponible en la Virgin y otras inmaculadas tiendas de discos” tuvo que ser cambiada a para evitar una controversia religiosa.

 

“Hergest Ridge” fue número 1 inmediatamente en las listas del Reino Unido y se mantuvo así durante tres semanas. El álbum que recogió su puesto fue “Tubular Bells”. “Hergest Ridge” se publicó en Compact Disc en 1986 y 1990, el año en el que Mike lo describió como “un disco completamente diferente de “Tubular Bells”; más folky y orquestal”.

 

Tras este sesudo informe del disco, lleno de datos y anécdotas interesantes, hay que puntualizar que Dave Laing se equivoca en un pequeño dato que es fácilmente contrastable, tan sólo tenía que haber mirado en los “micro” créditos de la edición original en CD (que mira que dicen poco, pero si lo poco que pone ni te lo miras…), la primera edición de “Hergest Ridge” en CD no es de 1986 sino de 1984, como se indica en el CD original. Por otro lado no menciona en ningún momento que esta versión corresponde a la segunda remezcla (la del “Boxed”), pero no me extraña, ya que en el libro del “Elements” el bueno de Dave tampoco dice que los 3 primeros discos de Oldfield se remezclaron para dicha recopilación, por lo que supongo (y es una opinión personal, posiblemente errónea) que el señor Laing no sabe que existen dos remezclas de “Hergest Ridge”.

 

En definitiva, en este texto ya nos podemos dar cuenta de que algo falla, aunque lo peor está por llegar…

 

Para el CD de este disco el color elegido, como no, es el verde. Dentro de poco más, con “TheOrchestral Tubular Bells”.

ORCHESTRAL TUBULAR BELLS

"The Orchestral Tubular Bells” es un disco extraño, ni siquiera el propio Oldfield lo considera como propiamente suyo. Personalmente pienso que fue un error por parte de Virgin publicarlo. “The Orchestral Tubular Bells” no es un disco que entre dentro de una discografía estricta. Es una versión que suena más a “divertimento” (sobre todo para David Bedford) que a “disco oficial”. Creo que “Hergest Ridge” se prestaba mejor a la orquestación ya que su estructura es más clásica que la de “Tubular Bells”, cuya estructura es bastante más “sicodélica” por decirlo de algún modo. Escuchando la versión orquestal de “Hergest Ridge” nos hacemos una idea de porqué la versión orquestal de este segundo disco suena bastante mejor que la versión “tubular”. Lo lógico habría sido publicar en vez de esta versión la de Hergest Ridge, pero claro, no es lo mismo a vistas de ventas una versión orquestal de “Hergest Ridge” que una versión del archifamoso “Tubular Bells”. Respecto al sonido, pues... no le encuentro ninguna diferencia. Para que voy a decir otra cosa. Además es cosa lógica ya que al ser una grabación en “directo” no se pueden depurar las pistas individualmente (aunque visto lo visto, en estas “remasterizaciones” la palabra depurar no estaba en el vocabulario del bueno de Simon Heyworth).

 

En cuanto a la presentación, no hay mucho que comentar, ya que es básicamente el mismo y soso diseño (incluso dudo de que la hayan retocado). Al menos la versión original en CD incluía una foto en la contraportada de la campana, cosa que desaparece en esta versión (hecho que ya sucediera en la edición de la serie “VIP” de Virgin en los 90). Campana que dicho sea de paso no es la misma que la de la portada original de “Tubular Bells”, ésta es una campana diferente, curiosamente. Al igual que las anteriores portadas ésta también pierde definición y se ve más borrosa, lo cual tiene su merito si tenemos en cuenta que dicha portada es prácticamente un fondo negro, fondo que dicho sea de paso en esta “remasterización” es más negro que en la versión original. Las letras han sido totalmente blanqueadas (en la versión original tenían un ligero tono gris). Como curiosidad ésta es la primera vez que la tipografía no se ha cambiado por la usual de la serie, más adelante veremos cómo en otros dos discos sucede lo mismo. Algo inexplicable, pero, es Virgin, entra dentro lo normal el hacer las cosas de este modo sin fuste ninguno.

 

Curiosamente el “Orchestral Tubular Bells” ha sido uno de los discos de Oldfield más re-editados de su discografía, digo curiosamente ya que al no tratarse de un disco “oficial” de su discografía (ni siquiera el propio Oldfield lo considera como suyo) ha tenido más ediciones en CD (si cabe) que su insigne hermano mayor, sin contar las distintas tiradas sin variación en los diseños nos encontramos con las siguientes “re-ediciones”, a saber: 1ª edición original en CD de 1986, 2ª edición en la serie “VIP” de Virgin en 1989 en donde se incluyó un texto escrito por John Howard, 3ª edición dentro de la filial “DISKY” (filial que publicó además “Ommadawn”, “Five Miles Out”, “Crises”, “Earth Moving” y “Heaven’s Open”, todos ellos publicados anteriormente en la serie “VIP” de Virgin) y que recuperó en su contraportada la campana de la edición original en CD de 1986, la correspondiente edición “remasterizada” en HDCD y una 5ª y última edición en 2003 por parte del sello clásico “EMI Gold” dentro de la serie de publicaciones de la Royal Philarmonic Orchestra y que contó con un nuevo diseño de la carátula (bastante más agradecido que el original, y que sí incluía la campana original), y que además del texto de John Howard incluía una breve biografía de la Orquesta Filármonica en la que se nombra a los diversos directores de la misma así como a varios de los artistas que han hecho uso de la orquesta, artistas tan dispares como Maurice Jarre, Pavarotti, Montserrat Caballé, Cliff Richards, Henrry Mancini, Rod Steward, Stevie Wonder o Liza Minnelli.

En el “librillo” hay una foto (del “Boxed”) con un más que dudosamente estético photoshop y un texto adicional que se incluía en la versión VIP del “OTB” y que personalmente yo no habría puesto, puesto que no pinta nada (aunque más interesante que el texto de Laing sí que es, pero sin pasarse). Pero lo mejor de todo es que hasta lo copian mal, es lo que tiene escanear el texto del CD original con un escáner OCR (de texto) y ni tan siquiera repasarlo después, ejemplos: “attentionat” en vez de “attention at”; “pverturne” en vez de “overturner”; “influenceon” en vez de “influence on”... y la mejor de todas “Tublar” en vez de “Tubular” (esta es la mejor porque la repiten 6 veces, es decir las seis veces que se lee en el texto “Tubular Bells”). ¿Alguien da más? No son capaces de poner ni una sola vez “Tubular”. Parece como si lo hubiesen hecho con mucha prisa ¿no?. Curiosamente en la re-edición del sello EMI Gold de 2003 (apenas 3 años después de esta presunta “remasterización”) se vuelve a incluir dicho texto pero sin esos fallos.

Es curioso cómo Virgin tiene problemas con la palabra “tubular”, en la “remasterización” del “Tubular Bells” se equivocan y ponen “turbular” y ahora esto, curioso… les dará “cosa” usarla. Bien, y ahora lo que todos estábamos esperando con gran paciencia, el texto del inefable Dave Laing:

Siguiendo el éxito de su primer disco “Tubular Bells”, Mike Oldfield fue persuadido por Richard Branson de la Virgin Records de que esa creación épica de estudio debería de ser tocada en directo. Por consiguiente, un plantel de invitados de lujo, que incluía al guitarrista de los Rolling Stones Mick Taylor, fue reunido para tocar en el “Royal Festival Hall” de Londres en Junio de 1973.

 

Después vendría la versión orquestal. Para ella, Mike escogió a su amigo y colaborador David Bedford. Aunque él había sido adiestrado como músico clasicista, Bedford había tocado antes junto con Oldfield en la banda de rock vanguardista “The Whole World”, dirigida por Kevin Ayers. Oldfield después tocó en el álbum de Bedford titulado “Star’s End” en Noviembre de 1974.

 

El papel de Bedford fue arreglar “Tubular Bells” para una orquesta sinfónica. Su partitura fue grabada por la Real Orquesta Filarmónica con Mike Oldfield tocando una parte de guitarra eléctrica. Conducida por Bedford, la orquesta de 90 componentes fue grabada en el “Barking Town Hall” situado al este de Londres usando la unidad móvil de “The Manor”, el estudio en donde Mike había creado la versión original de “Tubular Bells”. Las cintas resultantes, fueron editadas y mezcladas por Bedford y Oldfield.

 

Antes de publicarse “Orchestral Tubular Bells”, la Real Orquesta Filarmónica y Bedford dieron un concierto del trabajo en el “Royal Albert Hall” de Londres. Steve Hillage del grupo “Gong” (actualmente famoso por su papel en la escena “Dance” de los noventa) tocó la parte de la guitarra. Las reacciones de los críticos se mezclaron. El evento fue condenado en la revista de pop “Sounds” por ser “de media clase, quedarse a mitad de camino y aparcar la sensibilidad”mientras que el “New Musical Express” comparaba la contribución de Bedford con el compositor francés Ravel y admiraba la manera en la que “los violines y las flautas contrarrestaban el hinchazón de los contrabajos”.

 

Tal y como había sido recibido el disco por la crítica, hizo que los compradores se desanimaran, de cualquier manera, cuando “Orchestral Tubular Bells” salió a la venta en Enero de 1975 se posicionó entre los primeros veinte discos más vendidos y la posición más alta que consiguió fue un número 17. El disco fue publicado por primera vez en Compact Disc en 1987.

 

Y ahora el otro texto que aparece en esta “remasterización”, corregido eso sí:

Nacido el 15 de Mayo de 1953 en Reading, Inglaterra, Mike llamó la atención por primera vez a la tierna edad de 14 años con el dúo “Sallyangie” que él compartió con su hermana Sally, y en el que se distinguió por su prodigiosa técnica tocando la guitarra. Después del álbum en el sello Transatlantic, Sallyangie fue sustituido por el grupo “Barefoot”, que demostró ser otra aventura efímera. Oldfield encontró más posibilidades de satisfacción para su expresión artística con “Kevin Ayers & The Whole World”, un grupo en el que se introdujo originalmente como bajista, en 1969. “The Whole World” se unió con “Soft Machine” fundada por Ayer para incluir músicos de fondos extensamente variados tales como Robert Wyatt, David Bedford y Lol Coxhill. El grupo musical eléctrico y la imaginación excéntrica de esta compañía repleta de colores, cuyo repertorio volcó un cliché musical y tiró a menudo de símiles de jazz y minimalismo, a veces Ayers componía melodías líricas, que tuvieron una considerable influencia en el trabajo posterior de Oldfield. El arquetipo de humor inglés del grupo (virando entre el encantar caprichosamente y el iconoclastamente absurdo) también resurge en la propia escritura de Oldfield. No obstante, Oldfield se marchó del grupo de Ayers en 1971 y trabajó principalmente como músico de estudio en la orquesta del musical “Hair”, mientras al tiempo comenzaba a hablar de una pieza de música que tenía en mente un año antes y que estaba destinada a lanzarlo a la fama mundial en 1973. La composición una vez acabada fue, por supuesto, “Tubular Bells”.

 

Rechazado por todas las grandes compañías discográficas, la maqueta de Oldfield de 50 minutos con su trabajo fue aceptada finalmente por el nuevo empresario, Richard Branson, el cual había abierto una exitosa tienda de discos en el oeste extremo de Londres, la Virgin Records.

 

Oldfield trabajó en la versión original de “Tubular Bells” cerca de 12 meses, tocando los 21 instrumentos el mismo, montando los sonidos, uno encima del otro.

 

Cuando se publicó en el verano de 1973, el álbum se convirtió en uno de los más grandes discos de la década, y por consiguiente llegó al número uno permaneciendo en las listas de álbumes sin tambalearse unas 264 semanas.

 

En otoño de 1974, el segundo álbum de Mike, “Hergest Ridge” también llegó al número uno, y se topó con su predecesor “Tubular Bells”. Mike Oldfield había llegado definitivamente.

 

Con ésta grabación, los medios de comunicación estaban cambiando la vida de este talentoso veinteañero, y un viejo amigo de Oldfield, David Bedford (el compositor vanguardista y teclista que estaba en “Kevin Ayers & The Whole World” con Oldfield) constantemente estaba molestando a Mike para que le permitiese adaptar “Tubular Bells” para una orquesta entera.

 

Eventualmente, Oldfield cedió, y Bedford consiguió trabajar en el gigantesco proyecto. En la primavera de 1975, tocando la “Royal Philarmonic Orchestra” con el propio Oldfield, “The Orchestral Tubular Bells” se realizó. Entró directamente en el Top 20 y demostró a muchos que no habían sido convencidos en la primera escucha que “Tubular Bells” era un verdadero trabajo de genio.

 

La imaginativa versión de Bedford y la actuación exquisita de la R.P.O. resaltaron todas las cualidades intrínsecas que habían hecho a la grabación original magnífica. Semejante colaboración, rara pero visionaria, podría ser desastrosa. En cambio, el trabajo asumió de verdad megaproporciones. Un minuto, nos acercamos a un gran crescendo y recordamos lo mejor de Ravel; después, la pieza explota en un panorama de casi “Big Country” del Oeste con algunas sombras de “Gone With The Wind”, y “Tara’s Theme”. Entonces, un paisaje de Breughelian se abre ante nosotros, con figuras medievales que bailan alrededor de un fuego rugiendo. En ningún momento el oyente debe dormirse en sus laureles. Así como estamos estableciendo un ritmo, sintiéndonos satisfechos para que el tema musical actual abarque nuestros pensamientos, la pieza choca fuera de los altavoces como una tormenta maciza en otro movimiento y nos transporta al mundo de J.R. a eso de J.R.R. Tolkein en un salto musical estupendo.

 

Por momentos, esta descendencia Orquestal de su pariente multipistas podría ser la banda sonora de alguna película de fantasía rara (de hecho, hay que recordar que la versión original se volvió la pieza central, musicalmente hablando, de “El Exorcista”). En todo su grandioso esplendor, las grabaciones posteriores toman unas proporciones gigantescas.

 

Una grabación verdaderamente magnífica (uno puede apreciar y descubrir con el paso del tiempo y en cada nueva escucha, un matiz diferente).

 

JOHN HOWARD 1989.

 

Leing vuelve a cometer ciertos errores de bulto, otra vez se equivoca con la fecha de publicación del CD (dice 1987 en vez de 1986). Tampoco es cierto que Oldfield “escogiese” a Bedford para hacer la versión orquestal, sino más bien todo lo contrario, Bedford, pero sobre todo Richard Branson, convencieron a un Oldfield bastante reticente para poder adaptar los álbumes al formato orquestal, incluso se llegó a orquestar posteriormente el “Ommadawn”, de hecho unos meses después de la publicación de éste hubo una pequeña gira por Inglaterra con Steve Hillage a la guitarra interpretando parte de las 3 obras. Una vez acabado el trabajo Oldfield aún no veía claro la viabilidad del producto. Finalmente Bedford convenció a Oldfield para que grabase unos minutos adicionales con guitarra (apenas son 3 minutos) que fueron agregados a la sección final del disco, ya que publicar un disco de Oldfield sin Oldfield habría sido ridículo, incluso para Virgin. En lo que no se equivoca el amigo Dave es en las ventas y los puestos en las listas de ventas, lo que da la impresión que es lo que realmente le interesa contar y recalcar, tanto a él como a la discográfica, en vez de contar las anécdotas y curiosidades que normalmente suele llevar los discos que se reeditan de cualquier artista.

 

Para la “galleta” del CD esta vez se buscó un color azul grisaceo, el mismo que se usó para “Tubular Bells”, simplemente previsible… Nos vemos próximamente con “Ommadawn” un pequeño oasis en este inmenso desierto.

© 2014 José Juan

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